miércoles, 23 de abril de 2008

picante

Difícil decir cosas. Estos días Buenos Aires se llena de humo de vez en cuando. Un humo que se mete en las casas, que irrita los ojos. Que cansa. Que desaparece un poco a veces, para volver a aparecer. Todo se ve brumoso entonces. Y huele a pasto quemado. Pero salvo por ese detalle desconcertante, todo sigue más o menos igual en esta ciudad a cómo lo recordaba. Los hombres siguen diciendo piropos a las chicas. Los colectiveros siguen queriendo suicidarse. Los amigos siguen compartiendo cervezas en las veredas. Los ravioles siguen siendo los mejores del mundo. Hay Quatro Pomelo. Sigue haciendo calor. Y no llega el otoño.

Y mientras, me paso ocho o nueve horas por día haciendo una película. No sé muy bien qué decir sobre eso. ¿Que ahora tengo menos miedo? Si. Podría decir eso. Estoy tan bien acompañada que no puede pasar nada malo ya. Otra vez tengo mucha suerte. No voy a hablar mucho de ellos, porque sé que de vez en cuando miran a ver si actualicé el blog, y me da mucha vergüenza... Sé que voy a estar meses extrañando esos primeros mates y cigarrillos de la mañana, para entrar en calor. El rito diario de pedir comida a La Farola. Las ocurrencias, los cantitos, los debates, la euforia, las palabras raras que usan. Las risas. Los voy a echar de menos. Mucho. Los echo de menos ya a la media cuadra de salir de la productora...

Pero disfruto. Soy una privilegiada. Porque no me están dejando ser tibia. Cada día me exigen que me arriesgue un poco más. Estoy aprendiendo mucho. Y si esta película llega a contener algún tipo de verdad, será gracias a ellos. Sin duda.

Leía a Tarkovski estos días:

"El arte es un metalenguaje, con cuya ayuda las personas intentan avanzar la una en dirección a la otra, estableciendo comunicaciones sobre sí mismas y adoptando las experiencias ajenas. Pero tampoco esto se hace por una ventaja práctica, sino por la idea del amor, cuyo sentido se da en una capacidad de sacrificio enteramente contrapuesta al pragmatismo. Sencillamente, no puedo creer que un artista esté en condiciones de crear sólo por motivos de "autorrealización". La autorrealización sin la mutua comprensión carece de sentido".

"Una de las características más tristes de nuestro tiempo es, en mi opinión, el hecho de que hoy en día una persona corriente queda definitivamente separada de todo aquello que hace referencia a una reflexión sobre lo bello y lo eterno. La moderna cultura de masas -una civilización de prótesis-, pensada para el "consumidor", mutila las almas, cierra al hombre cada vez más el camino hacia cuestiones fundamentales de su existencia, hacia el tomar conciencia de su propia identidad como ser espiritual. Pero el artista no puede, no debe permanecer sordo ante la llamada de la verdad, que es lo único capaz de determinar y disciplinar su voluntad creadora. Sólo así obtiene la capacidad de transmitir su fe también a otros".

En esas estamos. Muy pronto, el primer trailer de "tierra sin mal" (¿título definitivo?). Prometido.

1 comentario:

Laura dijo...

Que buen texto Claudia.
Muchos éxitos y toda la inspiración para el proyecto!
Besos